Y yo quiero ser...Cosmólogo
(Por
Juan García-Bellido Capdevila)
Escucha música mientras lees, vete al final.
Cosmólogo es
aquel que estudia el Universo como un todo. Como eso es inabarcable, uno tiene
que romperlo en pedacitos de tiempo y espacio, y estudiar cada parte por
separado. Hay cosmólogos que estudian el universo primitivo, desde el origen
del Universo y el proceso inflacionario que dio el pistoletazo de salida, hasta
aproximadamente un segundo de vida, cuando se formaron los primeros elementos.
Estos investigadores suelen tener una formación de físicos de partículas y les
interesan los procesos que tienen lugar en los aceleradores como el Gran
Colisionador de Hadrones del CERN. Otros estudian el universo tardío, desde un
segundo hasta hoy en día, trece mil ochocientos millones de años más tarde.
Estos investigadores suelen tener una formación de astrofísicos y les interesan
las explosiones de supernovas, la formación de galaxias, la materia oscura y la
expansión acelerada del universo, usando telescopios muy potentes en altas
montañas o en órbita alrededor de la Tierra.
Fig. 1. The universe´s timeline, from inflation to the WMAP.
Crédito: NASA/WMAP Science Team - http://map.gsfc.nasa.gov/media/060915/index.html
Naturalmente,
el Universo es más que la suma de sus partes, luego lo ideal para un cosmólogo
es formarse tanto como físico de partículas relativista como astrofísico, pues
muchas veces las respuestas a las preguntas fundamentales sobre el Universo
están tan imbricadas que tanto uno como otro se quedan cortos. Esta formación
lleva tiempo, mucha paciencia y mucho tesón, pero la recompensa en inmensa pues
no hay nada más maravilloso como ser capaz de comprender fenómenos que abarcan
sesenta órdenes de magnitud en tiempo y espacio, que involucran todas las
fuerzas de la naturaleza y requieren del conocimiento profundo de las
herramientas más poderosas que tiene el físico: la relatividad general, la
mecánica cuántica y la termodinámica.
Yo he tenido
la suerte de conocer a algunos de los cosmólogos más famosos de la segunda
mitad del siglo XX, como Stephen Hawking, Jim Peebles, Rashid Sunyaev, Joe
Silk, Igor Novikov, Alan Guth, Andrei Linde, Alexander Dolgov, Kip Thorne, etc.
Todos ellos se caracterizan por tener una visión particular del universo, a
veces muy distintas unas de otras, pero, al fin y al cabo, consistentes. Es
difícil encontrar un denominador común a todos ellos, excepto quizá su enorme
curiosidad y su infatigable ansia de comprender fenómenos muy alejados de
nuestra experiencia cotidiana, donde es necesario usar la imaginación y una
visión espacial y temporal muy amplia.
Es por eso que
es difícil aconsejar a un(a) investigador(a) joven qué camino tomar para ser
un(a) cosmólog(a) profesional. En mi caso, recuerdo muy bien con catorce años
leer el libro de Asimov “El Universo” y quedarme fascinado con lo que allí se
describía. Cuando entré en la universidad estaba convencido de que quería ser
astrofísico, pero pronto me di cuenta de que necesitaba una formación más
teórica si quería entender el origen del universo, de manera que me formé como
físico de partículas, pasé temporadas en el CERN, hice la tesis en teoría de
cuerdas, y me fui de postdoc a Stanford con Andrei Linde, a trabajar en la
teoría inflacionaria. A la vuelta a Europa me di cuenta de que necesitaba
conocer de primera mano las observaciones que se estaban haciendo en el fondo
cósmico de microondas, en la formación de galaxias y en la expansión acelerada
del universo. Fueron años en los que la Cosmología pasó de ser una ciencia
fundamentalmente especulativa a una ciencia experimental.
Desde 2005
empecé a formar parte de colaboraciones científicas como el Dark Energy Survey,
el Physics of the Accelerating Universe Survey, el consorcio Euclid de la ESA,
el Cosmic Origins Explorer, el Large Synoptic Survey Telescope y, más
recientemente, el detector de ondas gravitacionales en el espacio, Laser
Interferometer Space Antenna. La perspectiva que da comprender cómo se obtienen
los datos, cómo se limpian de errores sistemáticos y finalmente cómo se
interpretan en el contexto de las últimas teorías físicas, es algo que me
emociona profundamente y que justifica con creces los esfuerzos, las pequeñas
frustraciones y sinsabores que toda profesión tiene.
Por ello,
animo fuertemente a los jóvenes a participar intensamente en la aventura del
saber que es comprender el universo, desde lo más pequeño a lo más grande.
Juan García-Bellido Capdevila
Doctor
Física Teórica
Profesor de la Universidad
Autónoma de Madrid
Escucha música mientras lees.
Yo al universo/cosmos lo encuentro fascinante y lleno de misterios.Las teorías cosmologicas van desde la sala de espejos al 10 elevado a 500 universos de la teoría de cuerdas.Personalmente veo dos alternativas:o es infinito,o es claustrofóbico.
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