(Por
María Ruiz del Árbol Moro)
Vivimos
en una sociedad que valora la inversión en investigación en ámbitos como el
cambio climático, la detección y freno del Alzheimer, la salud alimentaria y la
nutrición…En este contexto, podría parecer que el tema de la investigación
arqueológica no es tan relevante. Sin embargo la Arqueología tiene un papel
fundamental en la mejora de las condiciones de vida de la sociedad.
Si
estás pensando en dedicarte a las Ciencias Sociales y Humanas pero no tienes
clara su utilidad, espero que este capítulo sirva para que comprendas que la
Arqueología es un instrumento cargado de futuro [1]. Si tienes dudas sobre los
estudios que escogerás, verás que la Arqueología es interdisciplinar, lo que te
permitirá abordarla desde distintos ámbitos académicos (Geografía, Historia,
Biología, Ingeniería, Geología….) y desarrollarla desde diversas situaciones
profesionales y administrativas (universidades, museos, empresas públicas y privadas,
organismos de investigación, administraciones públicas…). Además, el mundo
entero será tu campo de trabajo.
¿De qué se ocupa
la Arqueología?
La palabra “arqueología” procede
del griego arkhaiologia, “discurso
sobre cosas antiguas”. Sin embargo, la Arqueología moderna es una ciencia muy
joven, de finales del siglo XIX, aunque algunos autores consideran que la
década de 1960 marca en realidad el inicio de la disciplina.
Hoy en día la Arqueología se
define como la recuperación, descripción y estudio sistemáticos de la cultura
material del pasado, como forma de acceder a las sociedades que la construyeron
[2]. El término PASADO hay que
delimitarlo: la Arqueología NO estudia rocas o dinosaurios. Esos son objeto de
estudio de la Geología o la Paleontología. La Arqueología empieza cuando los
primeros útiles, reconocibles como tales, aparecen, y abarca hasta el presente:
desde el estudio de las primeras sociedades cazadoras recolectoras hasta, por
ejemplo, la reciente Guerra Civil Española (Fig. 1).
Pero, si la
Arqueología se ocupa del pasado de la humanidad, ¿en qué modo se diferencia de
la Historia? ¿Es independiente de ésta? ¿Cuál es la relación de la Arqueología
con la Historia?
Podría decirse
(generalizando y sólo con el ánimo de clarificar la cuestión) que la
Arqueología y la Historia no se diferencian por su finalidad sino en el objeto
en el que aplican la investigación. Como consecuencia, difieren en los
instrumentos necesarios para el estudio y en los procedimientos que aplican.
En realidad,
cualquier arqueólogo, sea cual sea el punto de partida de su investigación y el
método que emplee, es potencialmente un historiador con la misma dignidad que
todos los demás. Pero entonces… ¿Qué hace a la Arqueología especial?
La Arqueología,
frente a la Historia, intenta conocer aspectos de la cultura del pasado a
través de los restos materiales que de ella se conservan.
Esos restos
materiales de la actividad humana del pasado (los datos que emplea la
Arqueología) son de diverso carácter: incluyen objetos diferentes (como una
lasca de sílex, un fragmento de cerámica), restos monumentales (una casa, una
ciudad completa), zonas de actividad humana (lugares de enterramiento,
canteras, basureros, campos de cultivo) y también elementos ambientales (desde
las propiedades químicas o físicas de suelos y sedimentos (Fig. 2) a los restos
biológicos de naturaleza vegetal y animal, como polen, carbones, huesos).
preparado para analizar suelos y
sedimentos
(se trata de una terraza agraria de época romana
documentada en El
Cabaco, Salamanca).
En definitiva, podríamos decir
que la Arqueología es más “democrática” que la Historia, ya que se ocupa no
sólo de las grandes obras, sino que se interesa también por lo pequeño, por los
restos, que aun pareciendo insignificantes, nos pueden decir mucho acerca de
cómo eran las sociedades antiguas.
La labor arqueológica está
marcada por tres condiciones fundamentales [3]:
-En primer lugar, por las características de los
datos: la Arqueología utiliza como datos los efectos intencionales, o no, de la
transformación humana del medio natural (actividades de recolección, agrarias,
mineras, constructivas…). Sus efectos se registran, normalmente, desvinculados
de las relaciones sociales que las originaron.
-En segundo lugar, esos datos que se registran han
sido afectados por diversos y complejos procesos de transformaciones (abandono,
erosión, destrucción intencionada…).
-En tercer lugar, estas particularidades de la
información condicionan tanto los métodos como los problemas teóricos que es
necesario resolver para poder sistematizar los procedimientos de investigación.
El sentido común no basta: el pensamiento arqueológico no es ajeno a la teoría
del conjunto de las Ciencias Humanas y Sociales[4].
En relación con los métodos de la
Arqueología, estos van más allá de la excavación e incluyen la prospección, la
teledetección o el estudio de la fotografía aérea. Hoy en día tiene mucho peso
la investigación arqueométrica, cuyos objetivos incluyen campos como la
caracterización de materiales y la datación de objetos y yacimientos
arqueológicos. Y todo ello, como comentaba al principio, desde una perspectiva
interdisciplinar. La Geografía, la Geología, el Derecho, la Edafología, la
Biología, la Ingeniería, etc., se desarrollan en la actualidad como campos de
investigación contiguos a la Arqueología.
Uno de los
ámbitos más dinámicos de la Arqueología y que refleja muy bien este carácter
interdisciplinar es el de la llamada Arqueología del paisaje, que parte del
análisis del paisaje actual para el estudio de las sociedades del pasado. El
paisaje puede parecer natural, pero en todas partes ha sido modificado por las
comunidades humanas, por lo que conserva huellas del pasado remoto y reciente.
Se convierte así en fuente de datos para la Arqueología, con informaciones de
diversa naturaleza.
Esta idea es
fundamental para entender la labor de la Arqueología y romper uno de los mitos
más arraigados sobre la actividad arqueológica: la idea de que los arqueólogos
son eruditos centrados en la búsqueda de objetos. Este tópico está en realidad
muy vinculado con la exposición descontextualizada de piezas en los museos, que
conduce al error de que es más importante el dato que la forma o el contexto en
el que se ha recogido.
Por otra
parte, esto tiene enormes implicaciones para la conservación y gestión del
patrimonio arqueológico en el marco de las políticas de planificación
territorial. Sin embargo, la división de competencias administrativas hace que
esto no siempre sea tarea fácil.
Pero, ¿cuál es la utilidad de la Arqueología en una sociedad como la
actual?
Hemos visto que nuestro entorno,
los paisajes, los yacimientos arqueológicos, los restos exhibidos y
salvaguardados en los museos… son el pasado tangible y visible. Nuestra
memoria, nuestra alma. La Arqueología tiene una enorme responsabilidad frente a
su protección y su conservación.
Por otra parte, la Arqueología se
ocupa de la narración y comunicación de las historias producidas por la
investigación arqueológica, sirve “para producir conocimiento histórico de todas las
sociedades pasadas, de todos sus miembros, desde planos de igualdad y respeto” [1].
El arqueólogo británico Graham Clark decía que la Arqueología puede ser más
democrática que buena parte de la Historia, porque su objeto de estudio es toda
la sociedad: los poderosos y los débiles, los ancianos y los niños, los hombres
y las mujeres. Todos se pueden rastrear en la materialidad social.
Por último,
la Arqueología tiene un papel fundamental en la supervisión atenta y crítica de
como esos conocimientos se utilizan en el marco de nuestra sociedad [1]. Entre esos usos del pasado
quizás el más llamativo es el caso de los nacionalismos. El nacionalismo en
Arqueología se manifiesta hoy de muchas maneras, por ejemplo en la idea
legítima de que los descendientes de una determinada cultura tienen un mayor
derecho que los demás a investigar e interpretar sus restos. Más alarmante es
la creación de identidades excluyentes sobre elementos del registro
arqueológico, que se utilizan para diferenciar colectividades y dotarlas de
profundidad histórica. En otros casos, la Arqueología se utiliza para
destruirlas, como se ha visto en los recientes ataques a sitios arqueológicos
del norte de Irak, en lo que se ha dado en llamar una “yihad” arqueológica del
Estado Islámico que ha provocado la pérdida de ciudades antiguas como Nimrud,
Hatra o DurSharrukin.
Para saber más sobre la Arqueología existen muchos libros
de gran calidad. Puedes comenzar con dos (números [5] y [2] de las
referencias). Verás que la Arqueología, como todas las Ciencias Humanas y
Sociales, no es una ciencia “fácil” y que, para dedicarse a ella, hay que ser
una persona valiente, con gran sentido crítico, que sepa vincular continuamente
el pasado y el presente. Solo así, lograremos que la Arqueología contribuya a
la construcción de un futuro libre de los sectarismos impuestos por el pensamiento único
actual.
Referencias:
[1] G. Ruiz Zapatero, 2014,
“Arqueología: Abrir ojos cada vez más grandes”, Arqueoweb, Vol. 15, Nº. 1
(texto completo en dialnet.unirioja.es).
[2]. V. Fernández
Martínez 1989, Teoría y método de la
arqueología.
[3].L. F. Bate, 1998, El
proceso de investigación en arqueología.
[4].M.
Johnson, 2002, Teoría arqueológica: una introducción.
[5] P. Bahn, 1998, Introducción a la Arqueología.
María Ruiz del Árbol Moro
Doctora en Historia Antigua
Científica
Titular, Instituto de Historia, CSIC
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no me a gustado nada, xao
ResponderEliminarjejejjejee
ResponderEliminarme meto aqui por clase que sino nipa
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