Y yo quiero ser...Geofísica
(Por
Pilar S. Sánchez-Pastor)
Escucha música mientras lees, vete al final.
Física, una
palabra que inspira tanto y a la vez tan poco. Todos hemos oído hablar de esta
ciencia desde que somos pequeños pero, a no ser que se tenga a algún físico en
el entorno, no sabemos bien qué pensar. Suena difícil, complejo, misterioso y,
a la vez, majestuoso. Cuando vemos películas como por ejemplo Interestellar, nos despierta un interés
en querer entender si es posible lo que vemos o ciencia ficción, surgen debates
entre amigos e incluso muchos buscan información en internet. Nace un interés
por saber lo que hay detrás, o lo que es lo mismo, la física.
La física que
estudiamos en el instituto me resultaba bastante aburrida, un poco lejos de lo
que me inspiraban los documentales de galaxias, las visitas al planetario, o
videos de YouTube sobre agujeros negros. Ahora entiendo que para entender todo
eso, es necesaria la base que nos explican en el colegio y, no menos
importante, un buen profesor que nos motive y nos relacione esa base
físico-matemática con las más punteras investigaciones.
Yo tuve mucha
suerte al tener un excelente profesor. En las clases nos enseñaba el temario
del curso, nos explicaba noticias sobre ciencia, los premios Nobel y, además, a ser unas
personas críticas con nuestro entorno y con nosotros mismos. No se puede saber
qué pasaría si cambiamos algo de nuestro pasado, pero a lo mejor no estaría
escribiendo estas palabras ahora si no hubiera sido por tener aquel profesor.
Si no tenéis dicha suerte, buscadla. Pero no os dejéis influenciar por un mal
profesor, orientador, amigo o familiar.
Personalmente
se me recomendó que no estudiara física. “Es una carrera muy complicada y tú
sueles suspender matemáticas, física y química” – solían decirme. Es cierto que
suspendía, pero aquellos que lo decían no se preocupaban por saber por qué lo
hacía. Tenía varias razones, no estudiaba lo suficiente, los nervios me hacían
equivocarme con frecuencia y no tenía un entorno favorable para estudiar como
la mayoría de mis compañeros. Pero entendía los conceptos y tenía claro que era
lo que me gustaba aprender, física. Así que ignoré todos esos comentarios y
tuve presente la cita de Santiago Ramón y Cajal: “Todo hombre puede ser, si se
lo propone, escultor de su propio cerebro”.
Nunca me he
arrepentido. En la carrera encontré una motivación que no creo que hubiera
encontrado en otro lugar. Ese sentimiento de emoción cuando te demuestran algo
que durante mucho tiempo te has creído. No tener que memorizar nada, sólo
pensar. Ser capaz de resolver problemas que nunca antes había visto. Entender
el mundo que nos rodea. Por todo ello,
los años de universidad no sólo me formaron como profesional, también como
persona.
Durante la
carrera tuve la oportunidad de profundizar en diversas ramas, como geofísica,
astrofísica, física cuántica… Y dentro de ellas se pueden estudiar muchos temas
más específicos. A veces ese amplio abanico de estudios es abrumador, hay tanto
conocimiento por descubrir que puede resultar complejo elegir. A lo mejor te
encuentras ahora en ese mismo punto. Mi consejo es que vayas a aquel sitio que
te inspira, que te hace pensar y te relaja, pero ve solo, sin nadie. Y deja
volar la imaginación, ¿dónde te ves en 10 años?, ¿cómo te gustaría vivir?,
¿quién te gustaría ser? Ahí podrás encontrar esa motivación que será tu motor.
Éste irá cambiando a compás del tiempo, pero recuerda, el tiempo nunca se para
así que no lo pierdas.
Poco a poco me
fui dando cuenta de que encajaba en la física aplicada. Me gustaba estar en los
laboratorios tomando medidas, hacer programas para tratar los datos y sacar
conclusiones sobre los resultados; además del interés por entender la parte más
teórica. Por otro lado, me motivaba la idea de poder aportar algo a la sociedad
y de que el trabajo que hiciera pudiera tener una aplicación directa a un
problema actual. Todo esto, junto con que las noticias sobre terremotos y
erupciones volcánicas siempre me habían cautivado, me llevaron a decir un día:
¡yo quiero ser geofísica!
¿Qué es la geofísica y para qué sirve?
El prefijo
geo- proviene del griego y significa ‘tierra’ o ‘La Tierra’ por lo que podemos
deducir que es la parte de la física
centrada en el estudio de la Tierra. Dentro de esta rama podemos encontrar
otras muchas que a veces no son muy conocidas y después comentaré. Pero antes,
¿por qué es importante? Por un lado está el conocimiento en sí del lugar en el
que vivimos, saber cómo era en el pasado, poder compararlo con el presente y poder
imaginar cómo será en un futuro. Por otro lado, destaca el interés por proteger
al ser humano de amenazas naturales como por ejemplo: terremotos, erupciones
volcánicas, tormentas geomagnéticas, tsunamis… Y, en los últimos años, en la
extracción y utilización de recursos naturales como petróleo, minerales, gas…
La Tierra es
un planeta más del Sistema Solar, por lo que todo el conocimiento que se va
adquiriendo sobre él lo podemos extrapolar a otros cuerpos celestes. Hay
estudios sobre la tectónica de placas de los planetas rocosos, la actividad
volcánica del satélite Io, la atmósfera de Venus…Son temas que típicamente se
relacionan con astrofísica pero la base de todos ellos es la misma, la física.
Por lo que geofísicos y geólogos también realizan una importante aportación. Es
muy enriquecedor en una investigación, al igual que en cualquier tema
cotidiano, contar con diferentes puntos de vista. En la actualidad esto se está
fomentando y encontramos muchos trabajos que se conocen
como multidisciplinarios.
Fig. 1. Representación gráfica de la magnetosfera
terrestre. Las líneas rojas representan el campo magnético de la Tierra y las
blancas el del Sol.
Otro campo que
actualmente está en auge dentro de la geofísica es lo que se conoce como ‘space
weather’. Consiste en el estudio de las condiciones electromagnéticas del
espacio interplanetario. Como puede verse en la Fig. 1, el campo magnético del
Sol y la Tierra interaccionan formando diferentes estructuras alrededor de ésta
que en su conjunto forman la magnetosfera. Gracias a ella, la superficie del
planeta está protegida de la actividad solar, aunque cuando ésta aumenta, la
magnetosfera se debilita y las partículas expulsadas por el Sol llegan a la
Tierra, entran por los polos y pueden causar importantes daños. Esto se conoce
como tormenta geomagnética. La más fuerte de la que se tiene registro es
conocida como el evento de Carrigton en 1859. Puesto que la radiación tarda
unos minutos en llegar a la Tierra, podemos anticiparnos y evitar grandes daños
en los sistemas eléctricos debido a las corrientes inducidas que se generan.
Por ello, es importante tener satélites como el SOHO vigilando la actividad
solar. Aunque no todo es destrucción, las auroras son una bella consecuencia de
las tormentas magnéticas. De nuevo, esto también ocurre en otros planetas como
puede verse en la Fig. 2.
Las ramas más
clásicas de la geofísica son la sismología y la vulcanología. Hoy en día, tanto
terremotos como erupciones siguen causando muchos daños a la población y quedan
muchas preguntas sin respuesta. Gracias al avance de la tecnología y a la
concienciación de muchos gobiernos sobre la importancia de esta ciencia, se
dispone de redes de estaciones sísmicas distribuidas por muchos países que se
encargan de recoger datos del movimiento del suelo, así como terremotos y ruido
sísmico (Fig.3). Este último es generado principalmente por el oleaje de los
océanos, creando ondas sísmicas que viajan a través de la tierra y podemos
registrarlas en cualquier momento y en el cualquier punto de la superficie.
Esto ofrece interesantes aplicaciones como la monitorización de volcanes en
tiempo real. Si hay un ascenso de magma hacia la superficie, el medio
circundante cambiará y, por tanto, el ruido registrado será diferente.
Recientemente han surgido varios estudios que comentan la posibilidad de
avecinar (que no prever) las erupciones volcánicas.
Fig. 3. Red de estaciones sísmicas de IberArray
(proyecto Topo-Iberia financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia).
La Geofísica
es una ciencia que debería promoverse y darse a conocer más. Se pueden
conseguir grandes resultados de los cuales todos nos veríamos beneficiados.
También debería de fomentarse la concienciación sobre diversos riesgos
naturales. Siguen muriendo personas en España a causa de la falta de
conocimiento sobre cómo actuar si hay un terremoto. Y, a la contra de lo que se
piensa, hay terremotos todos los días del año. Además, esta ciencia ofrece un
amplio espectro de posibilidades de estudio y trabajo entre los cuales es
sencillo encontrar en cuál encajar.
Así, con este
pequeño resumen de mi experiencia como geofísica pretendo promover un
sentimiento de reflexión y autocrítica. Muchas veces no es sencillo ser
conscientes de nuestras limitaciones pero no permitas que nadie las ponga por
ti. Es importante pensar hacia dónde se
quiere ir y a dónde se quiere llegar. Pasaréis muchas horas trabajando así que
recuerda, el tiempo de trabajo es también tiempo de vida. Yo he encontrado mi
motor en aprender, pensar, investigar y, todo ello, dentro del marco de la
geofísica. ¿Cuál es el tuyo?
Pilar S. Sánchez-Pastor
Estudiante
de Doctorado en Ciencias de la Tierra
ICTJA-CSIC
Escucha música mientras lees.
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