lunes, 15 de enero de 2018

Yo quiero ser Biólogo Marino - José Antonio Cuesta Mariscal

Y yo quiero ser...Biólogo Marino
(Por José Antonio Cuesta Mariscal)


Escucha música mientras lees, vete al final.

Mi caso es probablemente uno de tantos de vocación temprana. Pero no creo que estuviera predeterminado para la biología marina, fue una confluencia de factores las que me encaminaron a elegir esta carrera profesional. Del primer factor son culpables mis padres. Desde muy pequeño me llevaron a la playa, y eso ya fue un primer empujón que me puso en el camino (Fig. 1). Aquello me gustaba, y mucho, sobre todo las zonas intermareales de rocas, que se descubren al bajar la marea. Cuando mis padres decían que nos íbamos a la playa, yo siempre pedía “¡pero que tenga rocas!”. Estaba claro, una zona de rocas con la marea baja era un paraíso para alguien con un mínimo de curiosidad. ¿Qué se oculta bajo el mar?, cuando éste se retira por unas horas, con la marea baja, nos permite echar un ojo sin necesidad de mojarnos mucho, apenas los pies. Y ahí se encuentra un buen ejemplo de la vida que albergan los mares y su diversidad.

Fig. 1. El autor con sus padres en uno de sus primeros días de playa.

A este gusto inicial por la fauna que se encontraba a la orilla del mar, en especial los cangrejos, se sumó la suerte que tuve de que todas las profesoras que me enseñaron las asignaturas de Ciencias en la EGB, BUP y COU, fueron unas mujeres muy motivadas y que me contagiaron el interés por la biología. Muchos profesores no son conscientes del efecto que pueden tener en sus alumnos a la hora de reforzar su interés por un tipo de estudios o hacer que los dejen indiferentes y, en el peor de los casos, que los aborrezcan.

Durante todo este periodo de las primeras etapas formativas mi interés por la biología, y en especial la zoología (lo relacionado con el mundo animal), se vio animado por lecturas y programas de televisión. Entre las lecturas tengo que resaltar la “Guía del Naturalista” de Gerald Durrell (Fig. 2) que me regalaron mis abuelos, y con la que empecé a poner nombres a los animales que encontraba en la playa. Y en televisión apareció en esos años un programa, “El hombre y la tierra” presentado por Félix Rodríguez de la Fuente, que marcó a toda una generación. En este programa se nos mostraba la fauna cercana, la que se encontraba en nuestros bosques, ríos, Parques Nacionales, etc. Fue la primera vez que vi lo que significaba estudiar (mediante observación y experimentación) el ciclo de vida y el comportamiento de una especie animal, así como la interrelación entre especies que conviven en un mismo hábitat. Y aquí debo destacar, al igual que antes hacía con la labor de los buenos profesores, el importante papel de los divulgadores científicos. Pueden ser fundamentales para hacer aflorar vocaciones que están ahí, pero necesitan ser despertadas. En mi caso, el empujón definitivo me lo dio otro magnífico divulgador científico, como fue Jacques-Yves Cousteau, y su serie documental televisiva “El Mundo Submarino de Jacques Cousteau”. Él fue quien me mostró o, para ser más exacto, quién me sumergió en las profundidades marinas. Ya lo tenía claro, yo quería conocer y ver eso por mí mismo.

Fig. 2. “Guía del Naturalista” de Gerald Durrell.

Yo, desde pequeño, era muy temeroso, cauto o precavido si quisiera utilizar adjetivos más benévolos. El caso es que me daba miedo meter la mano por los agujeros o las grietas de las rocas de la playa, o meterme en el agua donde no veía donde pisaba, o nadar donde me cubría sin saber que nadaba por debajo de mí. Este miedo solo había una forma de superarlo, y era con conocimiento. Saber que animales vivían en esos sitios era la manera de poder disfrutar del mar en plenitud. Por supuesto no perderle el respeto, pero al menos quitarme miedos sin sentido.

Ya estaba claro, quería ser un Jacques Cousteau y viajar por el mundo buceando en todos los mares y conociendo más “a fondo” a sus habitantes. Pero ¿cómo hacía eso?, ¿a dónde podía ir a “apuntarme” para eso?

¿Cómo se hace uno biólogo marino?

Obviamente, durante la enseñanza secundaria opté por las asignaturas de ciencias cuando había optativas, y finalmente cuando acabé COU (lo que hoy día sería segundo de bachillerato), y tras la selectividad, tenía que optar por una carrera que me llevara a mi objetivo. Tenía ante mí un abanico de posibilidades (algo más restringido al que hay hoy) entre el que elegir mi destino: biólogo marino. Actualmente está el Grado en Ciencias del Mar, el más específico para este perfil, y que ofertan en España cinco Universidades públicas (Alicante, Barcelona, Cádiz, Las Palmas de Gran Canaria y Vigo) y una privada (Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir). Pero por otro lado hay Grados como los de Biología, Bioquímica, Veterinaria, o Ciencias Medioambientales, en los que se pueden estudiar muchas especialidades que conectan con la biología marina. En mi caso opté por la licenciatura de Biología, donde se impartía una asignatura, Zoología, donde esperaba saciar mí interés por los animales, con especial atención a los marinos.

Al acabar era biólogo, pero no había hecho más que empezar a conocer lo que me interesaba, y por eso opté por dedicarme a la investigación, cuyo primer paso era entonces la tesis doctoral. Fue en la tesis donde escogí un tema para meterme de lleno en mi interés principal, aquel que se había despertado de pequeño en mis visitas a las rocas de la playa: los cangrejos (Fig. 3). Entre muchas opciones, escogí el estudiar sus fases larvarias, un tema en el que aún quedaba mucho por conocer. De esta forma regresé a las playas, pero ahora con otra óptica, aumentar mi conocimiento y descubrir aspectos de la biología de aquellos simpáticos animales que despertaron mi interés infantil. Por supuesto, el estudio de la biología marina comprende muchos otros aspectos, no sólo la fauna.

Fig. 3. Scandarma lintou, una de las nuevas especies de cangrejo descritas por el autor junto a otros colegas.

¿A qué se puede dedicar un biólogo marino?

La mayor parte de la superficie del planeta Tierra (un 71%) es agua, y de esta la mayor parte es agua salada de mares y océanos. Por lo tanto parece que, aunque solo sea por su dimensión, es importante conocer este medio con detalle. Y a ese conocimiento podemos aproximarnos desde muchos ángulos. Entre las principales líneas de investigación sobre el mundo marino están la Oceanografía (física, química y biológica), Contaminación, Acuicultura, Ecología marina, Conservación, Microbiología marina, Zoología y Botánica marina, entre otras. En función de la especialidad por la que se opte hay una multitud de diferentes salidas profesionales como: Experto en explotación y gestión de los recursos marinos (por ejemplo, la pesca), Acuicultura, Analista de contaminación marina, Ordenación y gestión litoral, Evaluador del medio marino (informes de impacto), Agente turístico (actividades marinas, subacuáticas, etc.), Divulgador, Genetista marino, Microbiólogo marino, entre otras. También se puede optar por la investigación (básica o aplicada) en cualquiera de los campos antes mencionados, o la docencia, tanto a nivel de enseñanza secundaria como universitaria.

El conocimiento del medio marino es vital para conseguir un crecimiento sostenible, tener océanos sanos y productivos, considerando los problemas que puede generar la actividad humana. Algo más del 50% de la población mundial vive en las zonas costeras, y se espera que sea una cifra que aumente en el futuro. Si a esto sumamos que actualmente el problema del calentamiento global está teniendo uno de sus principales impactos en el medio marino, se puede prever que a futuro serán necesarios muchos profesionales dedicados a este medio, desde diferentes ámbitos, para que ayuden a dar respuesta a los retos que se nos presentarán.

Conclusión desde mi experiencia
            
En mi caso particular la biología marina ha colmado mis expectativas. El niño que desde los siete u ocho años observaba con interés y curiosidad a los cangrejos de la playa, es ahora un adulto, con más de 50 años, que sigue observando cangrejos en diferentes playas del mundo con el mismo interés y curiosidad, pero con la diferencia de que, en estos años recorridos, y gracias al estudio, reconozco a las especies que me encuentro, se mucho más de sus hábitos de vida y he llegado incluso a descubrir y describir nuevas especies. En este tiempo además he aprendido a cultivar sus fases larvarias, a estudiar su morfología a la lupa y microscopio, y obtener su ADN para conocer las relaciones filogenéticas entre las diferentes especies de cangrejos. El conocimiento que se va obteniendo no hace que se pierda el interés ya que siempre surgen nuevas preguntas, nuevos retos. Y también con los años he encontrado el gusto por divulgar y dar a conocer todo este conocimiento que he ido adquiriendo.

Dedicarte profesionalmente a lo que te gusta y apasiona a nivel personal es una gran ventaja, ya que te permite disfrutar en el desarrollo de tu trabajo. Eso es algo que no todos pueden decir y por lo que yo me siento afortunado y agradecido. Y se lo debo en primer lugar a mis padres que me permitieron y facilitaron dedicarme a lo que me gustaba y a todos los que conocí en este camino (profesores, directores, colegas,…) que me ayudaron y apoyaron.

Doctor en Biología
Científico Titular, Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía, CSIC

Escucha música mientras lees.


5 comentarios:

  1. Magnífico relato José Antonio. Entrañable. Un resumen estupendo de tu interesante periplo por la vida y la ciencia. Enhorabuena por haberlo conseguido y un placer haber coincidido contigo en más de una etapa de nuestro recorrido estudiantil.

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    1. Muchas gracias Luis! Eres muy amable. Tengo muy buenos recuerdos de todos esos momentos compartidos. Y contento de saber que nos quedan más.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. quiero hacer eso ser biologo marino ?. .

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    1. Te recomiendo que te pongas en contacto con el ICMAN (Instituto de Ciencias Marinas de Andalucia), ellos te podrán informar de los pasos a seguir.
      Son muy amables y fomentan las vocaciones científicas.

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