Y yo quiero ser...Biólogo Marino
(Por
José Antonio Cuesta Mariscal)
Mi caso es
probablemente uno de tantos de vocación temprana. Pero no creo que estuviera
predeterminado para la biología marina, fue una confluencia de factores las que
me encaminaron a elegir esta carrera profesional. Del primer factor son
culpables mis padres. Desde muy pequeño me llevaron a la playa, y eso ya fue un
primer empujón que me puso en el camino (Fig. 1). Aquello me gustaba, y mucho,
sobre todo las zonas intermareales de rocas, que se descubren al bajar la
marea. Cuando mis padres decían que nos íbamos a la playa, yo siempre pedía
“¡pero que tenga rocas!”. Estaba claro, una zona de rocas con la marea baja era
un paraíso para alguien con un mínimo de curiosidad. ¿Qué se oculta bajo el
mar?, cuando éste se retira por unas horas, con la marea baja, nos permite
echar un ojo sin necesidad de mojarnos mucho, apenas los pies. Y ahí se
encuentra un buen ejemplo de la vida que albergan los mares y su diversidad.
A este gusto
inicial por la fauna que se encontraba a la orilla del mar, en especial los
cangrejos, se sumó la suerte que tuve de que todas las profesoras que me
enseñaron las asignaturas de Ciencias en la EGB, BUP y COU, fueron unas mujeres
muy motivadas y que me contagiaron el interés por la biología. Muchos
profesores no son conscientes del efecto que pueden tener en sus alumnos a la
hora de reforzar su interés por un tipo de estudios o hacer que los dejen
indiferentes y, en el peor de los casos, que los aborrezcan.
Durante todo
este periodo de las primeras etapas formativas mi interés por la biología, y en
especial la zoología (lo relacionado con el mundo animal), se vio animado por
lecturas y programas de televisión. Entre las lecturas tengo que resaltar la
“Guía del Naturalista” de Gerald Durrell (Fig. 2) que me regalaron mis abuelos,
y con la que empecé a poner nombres a los animales que encontraba en la playa.
Y en televisión apareció en esos años un programa, “El hombre y la tierra”
presentado por Félix Rodríguez de la Fuente, que marcó a toda una generación.
En este programa se nos mostraba la fauna cercana, la que se encontraba en
nuestros bosques, ríos, Parques Nacionales, etc. Fue la primera vez que vi lo
que significaba estudiar (mediante observación y experimentación) el ciclo de
vida y el comportamiento de una especie animal, así como la interrelación entre
especies que conviven en un mismo hábitat. Y aquí debo destacar, al igual que
antes hacía con la labor de los buenos profesores, el importante papel de los
divulgadores científicos. Pueden ser fundamentales para hacer aflorar vocaciones
que están ahí, pero necesitan ser despertadas. En mi caso, el empujón
definitivo me lo dio otro magnífico divulgador científico, como fue
Jacques-Yves Cousteau, y su serie documental televisiva “El Mundo Submarino de
Jacques Cousteau”. Él fue quien me mostró o, para ser más exacto, quién me
sumergió en las profundidades marinas. Ya lo tenía claro, yo quería conocer y
ver eso por mí mismo.
Yo, desde pequeño, era muy
temeroso, cauto o precavido si quisiera utilizar adjetivos más benévolos. El
caso es que me daba miedo meter la mano por los agujeros o las grietas de las
rocas de la playa, o meterme en el agua donde no veía donde pisaba, o nadar
donde me cubría sin saber que nadaba por debajo de mí. Este miedo solo había
una forma de superarlo, y era con conocimiento. Saber que animales vivían en
esos sitios era la manera de poder disfrutar del mar en plenitud. Por supuesto
no perderle el respeto, pero al menos quitarme miedos sin sentido.
Ya estaba
claro, quería ser un Jacques Cousteau y viajar por el mundo buceando en todos
los mares y conociendo más “a fondo” a sus habitantes. Pero ¿cómo hacía eso?,
¿a dónde podía ir a “apuntarme” para eso?
¿Cómo se hace uno biólogo marino?
Obviamente,
durante la enseñanza secundaria opté por las asignaturas de ciencias cuando
había optativas, y finalmente cuando acabé COU (lo que hoy día sería segundo de
bachillerato), y tras la selectividad, tenía que optar por una carrera que me
llevara a mi objetivo. Tenía ante mí un abanico de posibilidades (algo más
restringido al que hay hoy) entre el que elegir mi destino: biólogo marino.
Actualmente está el Grado en Ciencias del Mar, el más específico para este
perfil, y que ofertan en España cinco Universidades públicas (Alicante,
Barcelona, Cádiz, Las Palmas de Gran Canaria y Vigo) y una privada (Universidad
Católica de Valencia San Vicente Mártir). Pero por otro lado hay Grados como
los de Biología, Bioquímica, Veterinaria, o Ciencias Medioambientales, en los
que se pueden estudiar muchas especialidades que conectan con la biología
marina. En mi caso opté por la licenciatura de Biología, donde se impartía una
asignatura, Zoología, donde esperaba saciar mí interés por los animales, con especial
atención a los marinos.
Al acabar era
biólogo, pero no había hecho más que empezar a conocer lo que me interesaba, y
por eso opté por dedicarme a la investigación, cuyo primer paso era entonces la
tesis doctoral. Fue en la tesis donde escogí un tema para meterme de lleno en
mi interés principal, aquel que se había despertado de pequeño en mis visitas a
las rocas de la playa: los cangrejos (Fig. 3). Entre muchas opciones, escogí el
estudiar sus fases larvarias, un tema en el que aún quedaba mucho por conocer.
De esta forma regresé a las playas, pero ahora con otra óptica, aumentar mi conocimiento
y descubrir aspectos de la biología de aquellos simpáticos animales que
despertaron mi interés infantil. Por supuesto, el estudio de la biología marina
comprende muchos otros aspectos, no sólo la fauna.
Fig. 3. Scandarma lintou, una de las nuevas especies de cangrejo descritas por el autor junto a otros colegas.
¿A qué se puede dedicar un biólogo marino?
La mayor parte
de la superficie del planeta Tierra (un 71%) es agua, y de esta la mayor parte
es agua salada de mares y océanos. Por lo tanto parece que, aunque solo sea por
su dimensión, es importante conocer este medio con detalle. Y a ese
conocimiento podemos aproximarnos desde muchos ángulos. Entre las principales
líneas de investigación sobre el mundo marino están la Oceanografía (física,
química y biológica), Contaminación, Acuicultura, Ecología marina,
Conservación, Microbiología marina, Zoología y Botánica marina, entre otras. En
función de la especialidad por la que se opte hay una multitud de diferentes
salidas profesionales como: Experto en explotación y gestión de los recursos
marinos (por ejemplo, la pesca), Acuicultura, Analista de contaminación marina,
Ordenación y gestión litoral, Evaluador del medio marino (informes de impacto),
Agente turístico (actividades marinas, subacuáticas, etc.), Divulgador,
Genetista marino, Microbiólogo marino, entre otras. También se puede optar por
la investigación (básica o aplicada) en cualquiera de los campos antes
mencionados, o la docencia, tanto a nivel de enseñanza secundaria como
universitaria.
El
conocimiento del medio marino es vital para conseguir un crecimiento
sostenible, tener océanos sanos y productivos, considerando los problemas que
puede generar la actividad humana. Algo más del 50% de la población mundial
vive en las zonas costeras, y se espera que sea una cifra que aumente en el
futuro. Si a esto sumamos que actualmente el problema del calentamiento global
está teniendo uno de sus principales impactos en el medio marino, se puede
prever que a futuro serán necesarios muchos profesionales dedicados a este
medio, desde diferentes ámbitos, para que ayuden a dar respuesta a los retos
que se nos presentarán.
Conclusión desde mi experiencia
En mi caso
particular la biología marina ha colmado mis expectativas. El niño que desde
los siete u ocho años observaba con interés y curiosidad a los cangrejos de la
playa, es ahora un adulto, con más de 50 años, que sigue observando cangrejos
en diferentes playas del mundo con el mismo interés y curiosidad, pero con la
diferencia de que, en estos años recorridos, y gracias al estudio, reconozco a
las especies que me encuentro, se mucho más de sus hábitos de vida y he llegado
incluso a descubrir y describir nuevas especies. En este tiempo además he
aprendido a cultivar sus fases larvarias, a estudiar su morfología a la lupa y
microscopio, y obtener su ADN para conocer las relaciones filogenéticas entre
las diferentes especies de cangrejos. El conocimiento que se va obteniendo no
hace que se pierda el interés ya que siempre surgen nuevas preguntas, nuevos
retos. Y también con los años he encontrado el gusto por divulgar y dar a
conocer todo este conocimiento que he ido adquiriendo.
Dedicarte
profesionalmente a lo que te gusta y apasiona a nivel personal es una gran
ventaja, ya que te permite disfrutar en el desarrollo de tu trabajo. Eso es
algo que no todos pueden decir y por lo que yo me siento afortunado y
agradecido. Y se lo debo en primer lugar a mis padres que me permitieron y
facilitaron dedicarme a lo que me gustaba y a todos los que conocí en este
camino (profesores, directores, colegas,…) que me ayudaron y apoyaron.
Doctor
en Biología
Científico Titular, Instituto
de Ciencias Marinas de Andalucía, CSIC
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Magnífico relato José Antonio. Entrañable. Un resumen estupendo de tu interesante periplo por la vida y la ciencia. Enhorabuena por haberlo conseguido y un placer haber coincidido contigo en más de una etapa de nuestro recorrido estudiantil.
ResponderEliminarMuchas gracias Luis! Eres muy amable. Tengo muy buenos recuerdos de todos esos momentos compartidos. Y contento de saber que nos quedan más.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarquiero hacer eso ser biologo marino ?. .
ResponderEliminarTe recomiendo que te pongas en contacto con el ICMAN (Instituto de Ciencias Marinas de Andalucia), ellos te podrán informar de los pasos a seguir.
EliminarSon muy amables y fomentan las vocaciones científicas.