Y yo quiero ser...Biotecnóloga
(Por
Mayte Conejero Muriel)
Sí, yo quiero
ser biotecnóloga, quise ser biotecnóloga y gracias a ello soy la que soy hoy en
día. Pero, ¿por qué ser biotecnólogo/a y no cualquier otra salida profesional?
Para intentar
responder con más contundencia a esta pregunta, y para encontrar valores más
allá de los sentimientos y de ese “algo” que te lleva a tomar determinadas
decisiones en la vida, he planteado esta pregunta a mis alumnos y alumnas. Han
sido varios los que han respondido a la pregunta cuestionando qué es la
biotecnología; otros han indicado la novedad y expectativa de tener muchas
salidas profesionales al ser una carrera universitaria relativamente novedosa y
hay quien ha indicado que sería biotecnólogo/a para investigar; unos pocos/as
han resaltado la idea de poder “crear inventos” (sobre todo medicamentos, y
sobre todo la cura para el cáncer) y la han relacionado con esta profesión; y
alguien ha indicado que para disfrutar tanto como lo hago yo ejerciendo mi
profesión.
Bio ¿qué?
Si hubiera
podido contar las veces que me han formulado la pregunta que da título a este
apartado… Aún hoy en día, a menudo, cuando me preguntan qué he estudiado o a
qué me dedico, y respondo con la pablara biotecnología o biotecnóloga, debo
responder a esta pregunta…
La
biotecnología es una ciencia multidisciplinar encargada del estudio y
explotación de la materia biológica, los procesos y los sistemas encontrados en
la naturaleza para explorar sus usos de una manera eficiente y mejorar la
calidad de nuestras vidas.
Ante tal
definición, queda patente que la biotecnología ha existido siempre. Así,
procesos como la fabricación de vino, pan, queso o yogurt, son y han sido
biotecnología, la denominada hoy en día biotecnología tradicional.
La biotecnología de los colores. Los colores de la biotecnología.
Aplicaciones.
Ante la
definición del apartado anterior, por tanto, la biotecnología no es una nueva
ciencia, sino una ciencia multidisciplinar, que compendia múltiples ámbitos de
múltiples ciencias de múltiples sectores. Así, se definen los colores de la
biotecnología como las aplicaciones o ámbitos en los que interviene, que como
se podrá ver, son muchos y muy variados:
-Azul: en el que la biotecnología
explota los recursos del mar para la obtención de productos con interés
industrial. Aunque es aún un color por investigar con mayor profundidad y
explotar, ya han sido muchos los medicamentos y, sobre todo, cosméticos,
obtenidos a partir de esta fuente.
-Gris: en este caso la
biotecnología trata de obtener beneficios a partir del medio ambiente,
desarrollando profundamente, y más en los últimos tiempos, técnicas y métodos
para el mantenimiento de la biodiversidad (incluyendo técnicas de clonación,
almacenamiento de genomas, etc.) y la eliminación de elementos contaminantes,
conocido como biorremediación (empleo de microorganismos para la eliminación de
compuestos no deseables).
-Blanco: o biotecnología
industrial (en industria textil, química, papelera, entre otras), en la que se
intenta que los procesos sean más eficientes o menos contaminantes y se
producen e investigan nuevos materiales menos contaminantes en vista al
mantenimiento sostenible de nuestro planeta.
-Rojo: ámbito en el que la
biotecnología se encuentra inmiscuida en la medicina (y de la que es base
fundamental), en la que trata de desarrollar e investigar nuevos medicamentos,
nuevas vacunas y antibióticos, nuevas enfermedades, terapias, etc. Como ejemplo
de técnicas que se emplean en los hospitales de nuestras ciudades tenemos la
terapia génica o la medicina regenerativa, entre otros, que tan buenos
resultados están aportando y salvando tantas enfermedades y vidas.
Biotecnólogos/as
La
biotecnología ha existido siempre, pero, ¿las personas que la empleaban eran
biotecnólogos/as? Algunos definen a los biotecnólogos (o conocidos como
biotecs) como profesionales que “estudian la biología, la ciencia de los seres vivos,
asociada a la tecnología”. Pero realmente son los que se encargan, nos
encargamos, del desarrollo y aplicación de diferentes técnicas que nos permitan
explotar la materia biológica, así como los procesos y sistemas que existen
naturalmente en nuestro entorno, en nuestra naturaleza, para obtener beneficios
y mejoras aplicadas al ser humano y su entorno. Por tanto, hasta que no surgió
la carrera universitaria especializada, la biotecnología, los que la ejercían o
empleaban, con o sin conocimiento real sobre ella, de manera tradicional, no
eran catalogados como biotecnólogos/as.
Pero ahora ya
sí podemos serlo, de manera que si tú quieres serlo, y te decides a estudiarlo
en España, te conviene saber que puedes hacerlo en las Universidades de Madrid,
Valencia, País Vasco, Zaragoza, León (ciudad donde comenzó esta no nueva
profesión), Elche, Oviedo, Sevilla, Barcelona, Murcia, Extremadura, Cádiz,
Almería, Salamanca, Lleida o Vitoria, entre otras…Eso sí, no olvides que la
nota de corte llega a ser de 12,5 puntos en algunos casos. Y que tendrás
asignaturas de múltiples ámbitos de estudio (algebra, cálculo, química, física,
fisiología, medicina nuclear, radiodiagnóstico, informática, entre otras…) y
múltiples prácticas de laboratorio (aunque dependerá de los planes de estudio
de cada universidad en concreto) en las que podrás averiguar en qué color
deseas especializarte y qué aplicación futura desear fomentar.
¿Para qué?
Hay quien
relaciona la biotecnología con la idea de ganar dinero, de ser autor de algún
medicamento que salve a muchas personas y te haga ganar mucho dinero, o con la
idea de crear alguna aplicación o técnica con un gran ámbito de aplicación. Hay
quien relaciona esta profesión con docencia e investigación en general. Aunque
se debe tener en cuenta que en el ámbito de la investigación son muchos los/as
profesionales de la Química, Física, Biología, Medicina, e Ingeniería, entre
otras ramas, que se dedican a aplicar sus conocimientos para avanzar en
ciencias, para desarrollar nuevos productos, nuevos materiales, nuevos dispositivos,
etc.; y esto es porque de la combinación de conocimientos de múltiples áreas es
de donde surgen proyectos, ideas, prototipos, modelos y productos con
fundamento, con éxito.
Sin embargo,
toda profesión a la que decidas dedicar tu vida es todo eso y mucho más. Mucho
más que dinero, mucho más que determinados logros puntuales, mucho más que un
trabajo con el que pasamos los días hasta nuestra jubilación. La pasión que
sentimos por nuestra profesión es ese “algo” que nos remueve, que nos hace que
nos sintamos especiales ejerciendo, desarrollando una labor y no otra. Ese “algo”
que hace que seamos mejores, los mejores de acuerdo a nuestras posibilidades.
Dicen que es bueno guiarse por los sentimientos, por las intuiciones, por las
corazonadas que te indican que algo irá bien, siempre que la razón te lo
consienta. Y es que, ante todo, además de conceptos, procedimientos y
conocimientos de los que somos responsables los profesores para con nuestro
alumnado, el lema que siempre intento transmitir es “hagas lo que hagas, hazlo
con pasión”. Así, elige siempre razonada y pasionalmente cada una de las
decisiones que debas tomar en la vida, y más aún la de tu futuro profesional,
en definitiva, tu vida.
Mayte Conejero Muriel
Doctora
en Cristalización y Cristalografía
Biotecnóloga y Profesora de
Secundaria y Bachillerato
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