Y yo quiero ser...Naturalista, Biólogo y Emprendedor
(Por Pedro Pereda Gómez)
Escucha música mientras lees, vete al final.
Seguro que si lees este artículo es porque te gustan las Ciencias y además sientes un gran interés por todos los avances que la Biología está experimentando en los últimos años. Actualmente la Biología es una de las fronteras en el saber del ser humano y el progresivo conocimiento de cómo funciona la vida nos está permitiendo, entre otras cosas, solucionar muchas enfermedades hasta hace poco incurables. Podemos decir que algo revolucionario está sucediendo en nuestra concepción biológica, y disciplinas como la genómica, es decir el estudio de los genes y sus aplicaciones, se ha comparado con diversos logros como la llegada del hombre a la luna, el desarrollo de las vacunas, la electricidad o internet. Es un reto apasionante y es posible que quieras participar en su desarrollo.
Pero la Biología es todavía más que esto. Es conocer cómo viven los distintos seres vivos que habitan en la Tierra y como se relacionan entre ellos; es aprender a proteger ese equilibrio tan perfecto, y a la vez tan delicado, que es la naturaleza. Tu curiosidad, e incluso tu amor por esta, puede ser otra de las razones por la que te atrae la Biología. Sientes que quieres proteger el medio ambiente en su conjunto y piensas en la Biología como la profesión para saber cómo hacerlo desde un punto de vista científico.
Independientemente de cuál sea tu interés por la Biología, permíteme también decirte que es muy posible que tengas dudas sobre la conveniencia de elegir esta profesión entre otras que puedas estar barajando, tal y como a mí me pasó. Mi interés al escribir este artículo es que mi experiencia pueda servirte de guía para ayudarte a tomar tu decisión y que elijas la Biología con la pasión que yo lo hice.
Puede que tus dudas a la hora de elegir Biología provengan de haber escuchado que si tal y cual carrera tienen mejor salida profesional que otras. Es normal. Todos los padres quieren lo mejor para sus hijos y eso implica, para la mayoría de ellos, un título universitario relacionado con un puesto de trabajo estable y con cierto reconocimiento social.
Pero las personas debemos encontrar nuestro elemento, que es aquello que en un 50% se nos da bien y en el otro 50% nos gusta. Quien encuentra el suyo será una persona realizada profesionalmente, lo que contribuirá a que se sienta feliz y segura de sí misma en muchas otras facetas de la vida, pues dedicarse a lo que a uno le gusta es un factor esencial en la realización personal de todo ser humano.
En el momento de tomar tu decisión, y aunque sientas que te estás equivocando, piensa que nada es determinante y no hay “trabajo para toda la vida”. Pero elijas lo que elijas recuerda siempre que todo cuesta esfuerzos y debes poner todo tu empeño. Apuesta por tu felicidad, comprométete con ello, vívelo con pasión y sorprende a todos, a tu familia y a la sociedad.
¿Por qué yo me hice biólogo?
En mi caso y desde pequeño me ha gustado mucho la naturaleza. Aunque nací en una ciudad grande, una de las actividades de ocio que más he practicado han sido las salidas al campo, primero con mis padres y después con mis amigos. Estar en contacto con la naturaleza me permitió disfrutarla, quererla y por supuesto respetarla. Lo seres vivos empezaron a fascinarme, y esta fascinación se vio incrementada gracias a la serie de televisión dirigida por Félix Rodríguez de la Fuente, famoso naturalista y divulgador ambientalista de los años setenta. Sus capítulos eran historias de la naturaleza llenas de fuerza, drama y poesía; y aunque desde el punto de vista actual puedan tener alguna crítica, he de reconocer la influencia que en mí tuvo este divulgador, lo mismo que en muchos chavales de mi generación.
Fig. 1. Fauna Ibérica. El hombre y la Tierra.
Félix Rodríguez de la Fuente.
(Crédito: De Richard Bartz, Munich aka Makro Freak - Trabajo propio, CC BY-SA 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2888551)
Cuando llegó el momento de elegir carrera dudé entre Biología y Medicina. El conocimiento del cuerpo humano también me gustaba mucho, y la perspectiva de ayudar a mis semejantes era un potente aliciente. Además mis padres me animaban a escoger esta última carrera. Pero los animales y las plantas, y la naturaleza que había disfrutado desde mi niñez, pudieron más y al final me decanté por Biología, aunque con lógicas dudas.
Tras un primer curso estudiando asignaturas generales, en segundo descubrí la Bioquímica y esto supuso mi primer cambio de dirección. Me seguía gustando la naturaleza pero la Bioquímica de segundo, y después la Genética de tercero, me fascinaron. En ese momento quería conocer con todo detalle los mecanismos moleculares mediante los cuales funciona la vida. Y con ese interés terminé la carrera con la especialización de Bioquímica.
Tras mi licenciatura, y como muchos biólogos hemos hecho, dediqué algunos años a la investigación, en concreto a la Genética molecular, una de esas fronteras a las cuales hacía referencia al principio del artículo.
Sin embargo la vida siempre te reserva sorpresas y de nuevo cambié de dirección. Os recomiendo estar abiertos a nuevas ideas y proyectos, y atreverse a tomar decisiones que en muchos casos implican salir de la zona de confort, pero que os permitirán acometer gratificantes retos. En mi caso el reto fue que algunos de mis compañeros de facultad empezaban a trabajar en una disciplina, relativamente nueva en los años ochenta, que es la Bioinformática. La combinación de bioquímica y genética, junto con la popularización de los ordenadores personales que tuvo lugar en esa década, me permitió descubrir un nuevo mundo que quería explorar.
Pero mis compañeros y yo quisimos ir un paso más allá y tres de nosotros creamos una “start-up” a finales de los años ochenta, una pequeña empresa cuya finalidad era desarrollar sistemas informáticos capaces de facilitar el avance de la biología y de la medicina. Empezamos diseñando programas informáticos para vislumbrar, de una forma muy rudimentaria, la estructura espacial de las proteínas, y treinta años después, esa pequeña empresa, de la cual soy fundador y director, tiene sistemas informáticos instalados en cientos de hospitales de todo el mundo con finalidades tales como facilitar el trabajo de los médicos a la hora de seleccionar la sangre más compatible en una transfusión sanguínea, asegurar la calidad del trasplante de células madres a pacientes con algunos tipos de cáncer, o el trasplante de órganos, o la alimentación de bebes prematuros con productos derivados de la leche materna. Siento orgullo al deciros que estas herramientas informáticas han ayudado a salvar vidas y he cumplido con aquel aliciente que tuve de joven cuando dudaba entre Biología y Medicina. Finalmente mi vida profesional ha girado en torno a las Ciencias Biomédicas.
Para concluir…
Como habéis podido leer, mi curiosidad e interés por la naturaleza me llevó a la pasión por el funcionamiento molecular de la vida y de ahí a desarrollar herramientas informáticas que ayuden a otras personas. Y en todo momento puse empeño y esfuerzo para conseguir lo que me proponía.
Mi interés por el conocimiento no ha decrecido con los años y ahora me siento atraído por asuntos tan vanguardistas como el Big Data, o tratamiento informático de datos masivos, en la investigación biológica; o como la Física cuántica puede ayudarnos a profundizar todavía más en el conocimiento de la vida.
Si ya tenías interés por las Ciencias, espero que este artículo te haya ayudado a concretarlo en las Ciencias Biomédicas, y a decidirte a ser emprendedor cuando hayas adquirido la experiencia adecuada. Crear tu propia empresa no es solo asunto de economistas o informáticos. Muchos científicos biomédicos también decidieron ser emprendedores y su esfuerzo ha aportado importantes avances capaces de resolver problemas sanitarios y de facilitar la vida de los demás.
¿Por qué tú no eres el siguiente?
Pedro Pereda Gómez
Licenciado en Biología
Director de Hemasoft
Escucha música mientras lees.
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