lunes, 15 de enero de 2018

Yo quiero ser Óptico - Alejandro Turpin

Y yo quiero ser...Óptico
(Por Alejandro Turpin)

Escucha música mientras lees, vete al final.

La física es probablemente la ciencia más sexy de todas, la que más llama la atención, crea más debate y atrae más al público por su complejidad, por lo alocadas que parecen algunas de sus ideas, y por qué no decirlo, por la serie The Big Bang Theory. Cuando pensamos en temas relacionados con la física, nos viene a la cabeza la astrofísica, la cosmología, la física nuclear, el electromagnetismo o incluso la termodinámica, pero prácticamente nunca la óptica. ¿Óptica? ¿No es eso lo que estudian quiénes nos revisan la vista y nos hacen las gafas? ¿Qué tiene que ver exactamente con todo eso con la física?

Ciertamente, cuando yo mismo empecé la carrera, lo que quería era conocer los entresijos del universo, dominar la relatividad general, acabar siendo un experto en teoría de cuerdas, pero lo que nunca se me pasó por la cabeza era ser óptico. Más que nada, porque no tenía ni idea de qué englobaba la óptica. La óptica tampoco me conquistó en 3º de carrera, cuando estudiamos óptica geométrica, que es fundamentalmente la óptica que se estudia en óptica y optometría -esta sí es la carrera que necesaria para saber el funcionamiento de la vista y cómo corregir sus deficiencias. No obstante, el último año de carrera hubo una asignatura muy concreta que cambió mi percepción sobre la óptica y me enseñó lo que la óptica nos ofrece: óptica cuántica. Pero para entender el porqué de ese cambio, primero debemos entender qué es exactamente la óptica.

¿Qué es la óptica?

La óptica (o fotónica, como se le viene llamando desde hace unos años) es la ciencia que estudia la luz, las tecnologías basadas en la luz y cómo ésta interacciona con la materia. Por tanto, primero hay que entender qué es la luz.

La luz visible -que puede ser percibida por el ojo humano-es un tipo de radiación electromagnética, es decir, es una onda electromagnética (si nos olvidamos por el momento de la física cuántica), cuya longitud de onda (λ) va desde los 400 nanómetros (ultra-violeta cercano) hasta los 800 (infra-rojo cercano) nanómetros aproximadamente. Aun así, en física se acepta englobar dentro del concepto luz también a los rayos X blandos (λ  = 0.1 nanómetros) y al infra-rojo lejano (λ = 1500 nanómetros). Como toda onda, la luz tiene asociada además una cierta frecuencia  y una velocidad de propagación c, de tal forma que . Así, la óptica se encarga de estudiar la generación, control y aplicaciones de la luz, desde las más puramente tecnológicas, como la impresión 3D, hasta la captura de átomos individuales o la criptografía cuántica, que se basa en el comportamiento cuántico de la luz, esto es, en el uso de fotones. De hecho, la concepción de que la luz es emitida en pequeños paquetes de energía  (donde  es la constante de Planck y  es la frecuencia de la luz), conocidos como fotones, fue una de las primeras grandes demostraciones de que la física cuántica es una realidad, lo que le valió a Albert Einstein el premio Nobel en 1921 por su explicación del efecto fotoeléctrico.

Fig. 1. La luz está formada por una parte muy pequeña de radiación dentro del espectro electromagnético.

Puede parecer que considerar la luz como una partícula sea una idea muy revolucionaria, pero este concepto es mucho más antiguo de lo pueda parecer. De hecho, siempre me gusta hacer un ejercicio de reflexión muy sencillo: piensa en una bombilla iluminando una habitación y piensa cómo ves esa bombilla, como tus ojos captan su luz. Si pones un trozo de papel oscuro entre la bombilla y tu ojo, ya no puedes ver más esa luz. La única luz que te puede llegar es la que está rebotando en las paredes de la habitación. Por tanto, parece que la luz viaja en línea recta. Además, ¿cómo nuestros ojos pueden captar la luz? Lo más intuitivo sería decir que la luz está formada por pequeñas partículas, cada una de un color y que tenemos diferentes receptores que interactúan con esos diferentes colores, por ejemplo. Además, si la luz es una onda, ¿a través de qué medio se propaga? Por el aire no puede ser, puesto que sabemos que la luz viaja por el espacio vacío. Así, a primera vista es muy difícil decir que la luz pueda ser una onda. Todas estas preguntas se las habían hecho filósofos desde la Edad Antigua hasta bien entrado el siglo XVII. Es más, Isaac Newton fue uno de los grandes defensores de la teoría corpuscular de la luz, ayudando a establecer todo un conjunto de leyes para los fenómenos ópticos conocidos. Solo había un par de fenómenos para los cuales no se tenía una buena explicación si se consideraba que la luz era una partícula: la difracción producida por un obstáculo circular y la refracción en cristales biáxicos (que, por cierto, fueron el tema central de mi tesis doctoral). Estos dos fenómenos fueron los que inclinaron la balanza a principios del siglo XIX hacia la teoría ondulatoria de la luz e hicieron que la teoría corpuscular cayera en el olvido hasta que la física cuántica la recuperó. Personalmente, todos estos conceptos de la luz fueron los que me atraparon definitivamente y me encaminaron hacia ser un científico que estudia la luz desde el punto de vista fundamental y las muchas aplicaciones que se derivan de ella.

La óptica en nuestro día a día

¿Cuáles son esas aplicaciones de las que tanto hablo? Para hacernos una idea de la magnitud de la óptica en nuestras vidas y en la ciencia, solo decir que en los últimos 25 años se han dado 10 premios Nobel (7 en Física y 3 en Química) a avances científicos y tecnológicos basados en la luz. Uno de los elementos más comunes a todos estos avances es el uso del láser (Light Amplification by Spontaneous Emission of Radiation o amplificación de luz por emisión estimulada de radiación) y no es por casualidad que también sea la tecnología fotónica que más versátil es en nuestras vidas. La luz láser, cuyo funcionamiento solo puede ser entendido mediante la mecánica cuántica, tiene dos propiedades que la hacen única: alta coherencia temporal, relacionada con el rango de longitudes de onda contenidas en la emisión de luz, que en el caso del láser son muy estrecho; y alta coherencia espacial, relacionada con la direccionalidad de la emisión; en otras palabras, que la luz láser sea de un solo color y funcione a modo de puntero. Estas propiedades hacen que el láser pueda ser utilizado como lector de códigos de barras en el supermercado, como lector/grabador de discos compactos como CDs, DVDs o Blue-Ray discs; como elemento de corte en la empresa textil, metalúrgica y en medicina; en impresión 3D de materiales polimerizables (como algunas resinas), en topografía (para estudiar el relevo del terreno), en comunicaciones (ya sea por fibra óptica como por el espacio libre, como entre dos satélites, por ejemplo), en medición de distancias, y la lista podría continuar.

Obviamente, otra área en la que la óptica destaca es en el diseño de lentes ya sea para gafas, para cámaras u otros sistemas de imagen, para lentes intraoculares, o en el estudio general de la visión humana. La optometría y la óptica de la visión es un campo que está avanzando muy rápidamente durante los últimos años y en el que en España tenemos grandes expertas y expertos mundiales. Y tampoco me gustaría olvidar a los LEDs (Light Emiting Diode o diodo emisor de luz), que están cada vez más introducidos en la iluminación tanto de nuestras casas como de ciudades y que también están siendo muy usados en pantallas publicitarias.

Fig. 2. Ejemplos de tecnologías ópticas: impresión 3D basada en polimerización a 2 fotones; operaciones oftalmológicas con láser; comunicaciones Tierra-satélites; faros LED de un coche.

El día a día de un óptico: una perspectiva personal

Como ya he comentado más arriba, mis inicios como científico estuvieron ligados al estudio de la propagación de la luz en cristales biáxicos, que son unos tipos de cristales (se pueden encontrar en la naturaleza en forma de mineral o pueden ser producidos artificialmente) que dividen el haz de luz inicial en dos haces que se propagan en direcciones distintas dentro del cristal y emergen con polarizaciones ortogonales, un fenómeno conocido como refracción doble. Cambiando el ángulo de incidencia del haz de entrada, cambia la separación entre los dos haces, hasta que para ángulo muy concreto éstos se unen formando un anillo de luz, fenómeno conocido como refracción cónica. Lo más bonito de esta fenomenología es que permite estudiar todas las propiedades físicas de la luz como la polarización o algunas menos conocidas como el momento angular de espín y momento angular orbital. Todas estas propiedades de la luz se entrelazan y son modificadas por los cristales biáxicos, lo que me ha dado una perspectiva amplia de los fundamentos físicos de la óptica y me ha permitido aplicarlo a nuevos sistemas de telecomunicaciones ópticas, a la captura y manipulación de macropartículas (tan grandes como el grueso de un cabello) y átomos ultra-fríos y, actualmente, a la microscopía de dos fotones (TPM, Two-Photon Microscopy). TPM es un tipo de microscopía de fluorescencia utilizada comúnmente en neurociencia para ver la actividad neuronal de un animal. Para ello, típicamente se modifica genéticamente el ADN del animal en cuestión, introduciendo una proteína fluorescente que se manifiesta en ciertas partes del cuerpo (en mi caso, en zonas escogidas del cerebro). Cuando la neurona donde se halla la proteína se activa, la proteína también pasa a activarse y emite luz cuando es iluminada con un láser de una cierta longitud de onda. Dicho de otro modo, se puede observar la actividad neuronal a través de la fluorescencia de la proteína. Se llama microscopía de dos fotones, porque la proteína necesita absorber dos fotones de una misma longitud de onda para pasar a su estado excitado y emitir fluorescencia. En realidad, lo mismo se podría hacer con un solo fotón a otra longitud de onda, pero el resultado sería el de una resolución menor. Alternativamente, también se puede hacer el proceso opuesto: inducir un estado activo en la neurona solo cuando la proteína absorbe luz, técnica que se conoce como optogenética y que ha servido, por ejemplo, para crear recuerdos artificiales en ratones. Todo esto son ejemplos para mostrarte en casos prácticos que utilizando la óptica he podido estudiar una gran variedad de temas distintos de investigación.

Fig. 3. Izquierda: la microscopía de fluorescencia nos permite ver la actividad neuronal de animales; en la imagen, el cerebro de una mosca de la fruta. Derecha: una rata con una fibra óptica implantada en el cerebro para manipular ópticamente sus neuronas mediante optogenética.

A modo de conclusión

La óptica es una disciplina propia de la física que es indispensable tanto para nuestro día a día como para el avance de la ciencia en todas las áreas de la ciencia que van desde la criptografía cuántica hasta la neurociencia, pasando por la química, la biología, la astronomía, etc. Esto hace de la óptica una ciencia muy versátil y atractiva de estudiar y ha hecho que mi profesión como científico sea muy agradecida, al poder ayudar a dar soluciones a problemas reales, a la vez que me lo he pasado en grande aprendiendo de todos ellos.


Referencias:
[1] Alonso, B., Borrego, R., Hernández-García, C., Pérez, J. A., Romero, C. Eds. (2011), El láser: la luz de nuestro tiempo, Globalia. Accesible online.
Alejandro Turpin
Doctor en Física, Investigador en el Center of Advanced European Studies and Research en Bonn, Alemania.

Escucha música mientras lees.


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